Cerro Blanco
A sus pies se construyó una ermita a Nuestra Señora de la Monserrat.
A la llegada de Pedro de Valdivia, estas tierras correspondían al cacique Huechuraba. Tanto sus 89 metros de altura, como su ubicación eran un punto estratégico para los Picunche que habitaban la zona. En 1545, ya instalados en Santiago, Inés de Suarez eligió el Cerro Blanco para construir una ermita a Nuestra Señora de la Monserrat.
En 1558 doña Inés de Suarez y su marido, don Rodrigo de Quiroga donó los terrenos a la congregación de los Domínicos. Se dice que al cerro se le comenzó a llamar “Cerro Blanco” debido a las vestimentas blancas de estos monjes que habitaron el lugar, aunque podría también provenir del papel importante que jugó en la arquitectura de Santiago, pues de sus laderas se obtenía la piedra blanca caliza con la que se construyó el Puente Cal y Canto, el Palacio de la Moneda y el Cementerio General, entre otras.
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